Una novela con psicología

«—Mi buen amigo, Dragos Corneli, no podéis hacer humilde a todos en Ísbar.
—Me basta con hacer humilde a uno.»

Extracto de ‘La historia triste de un hombre justo‘.

Como probablemente sepas si lees esta página, soy psicólogo, por lo que mi novela tenía que estar permeada con psicología. Uno de los propósitos de Dragos Corneli, el protagonista de La historia triste de un hombre justo, es reconducir las actitudes de un díscolo y fatuo personaje, concretamente las de su pupilo: un muchacho arrogante que se ha criado entre las opulencias de la corte. 

Es una ardua tarea: el maestro intenta enderezar la conducta de un pupilo que no tolera que se le den instrucciones, pero que necesita ser instruido. No obstante, Dragos Corneli comprende los puntos débiles en el muchacho y, aunque sus ambiciones y sus deseos están por encima de los de tener que hacerse cargo de esta tarea tediosa, aprovecha esta relación alumno-maestro para marcarse un reto: conseguir arrancar un ápice de buena voluntad en el chico.

Es por eso que, como psicólogo, me vi en la necesidad de contar algo de psicología de la educación en la novela; de hecho, fue uno de los pilares principales que erigí para la construcción de la historia. La aventura de Dragos no sólo va de él, sino también del muchacho que lo acompaña, de poner a prueba su moralidad, sus emociones y su aprendizaje. ¿Encontraremos un arco evolutivo en el muchacho a través de las lecciones de Corneli?

En La historia triste de un hombre justo podrás ver las consecuencias de los estilos educativos; las respuestas que emiten las personas a través del llamado castigo negativo y positivo; o de los mecanismos del condicionamiento operante. Pero, sobre todo, de cómo en la temprana edad aún estamos a tiempo de reconfigurar las piezas de nuestros llamados esquemas cognitivos, que nos colocarán frente a los ojos la lente a través de la cual veremos el mundo.

Por supuesto, sobra decir que todas estas pequeñas píldoras de psicología están escritas al servicio de lo que demanda el lenguaje de la novela. Por eso, no te preocupes porque no vas a encontrarte términos de la literatura psicológica o científica, dado que romperíamos muchas reglas, y la idea es que disfrutes del discurrir de la historia. Con todo, te felicitaría si detectaras estos mensajes: algunos serán muy evidentes, mientras que otros, me temo, sólo podrán ser desgranados como guiños amigables por aquellos que se dediquen a esta ciencia. Sin embargo, pongo mis esperanzas en que todos y cada uno de dichos mensajes se acoplarán en las sensaciones que recibe el lector.

Te propongo ese reto en cuanto te pongas a leer el libro: descubrir estas píldoras psicológicas. Recuerda que no hay nada escrito para rellenar —no tengo piedad con el hecho de extirpar la paja de una historia—, y no me gusta dejar líneas vacías de contenido; así que toda palabra está cincelada por algo.

Y para demostrártelo, te recuerdo que esta semana acaba la preventa de La historia triste de un hombre justo, que está rebajada y además te regalan la versión electrónica. Puedes hacerte con la novela pinchando aquí.

Mientras tanto, aquí tienes un tentempié:

Descargar el primer capítulo en audio.

Descargar el primer capítulo en pdf.

Descargar el primer capítulo en epub.

Ángel G. Olmedo.

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