Para que una historia avance es necesario que haya un conflicto, y sobre todo que los personajes se vean envueltos en él. El conflicto literario es la pulsión, la energía con la cual la trama hace girar sus mecanismos y los acontecimientos de la historia cobren vida, ritmo y sentido.
Es especialmente interesante esto último; pues el conflicto literario también implica conservar la coherencia narrativa manteniendo unidas las distintas piezas de nuestra novela. Cuando a un personaje protagonista se le presenta un conflicto, inmediatamente empieza a luchar contra éste. De hecho, esto es lo que nos hace a un nivel inconsciente percibirlo como protagonista; nos hacemos cómplices de su pulsión, de su motivación por cambiar, luchar o construir su narrativa alrededor de aquella fuerza (el conflicto literario) que se le impone.
Y efectivamente, el antagonista sería aquel personaje que socava las acciones del protagonista en la lucha con su conflicto. De esta manera, el conflicto literario necesariamente va a implicar enfrentamientos entre personajes.
Tipos de Conflicto Literario
Existen muchos tipos de conflictos, todos ellos con parecidos mecanismos de desarrollo en las novelas. Normalmente, cuando se piensa en un conflicto literario se tiende a imaginar a dos personajes peleando entre ellos. Efectivamente, este es un tipo de conflicto, pero no el único, y por supuesto, dentro de una misma novela puede haber varios tipos. He aquí otros ejemplos recurrentes:
- Conflicto bélico: Típico de las novelas donde el conflicto gira en torno a un escenario en guerra. Un día de cólera.
- Conflicto contra el Mundo o contra una catástrofe: Cuando los personajes se enfrentan a calamidades a nivel planetario, como en La carretera.
- Conflicto social: Donde personajes de distintos estratos sociales sostienen una tensión social, como en Orgullo y prejuicio.
- Conflicto de investigación: Típico de novelas en las que el personaje debe resolver un caso, normalmente policial. Las aventuras de Sherlock Holmes.
- Conflicto de venganza: Cuando el personaje necesita mitigar sus deseos de venganza, como en El conde de Montecristo (para ser justos, en esta maravillosa novela hay decenas de conflictos).
- Conflicto político: En el que dos o más facciones luchan por el poder, como en Canción de hielo y fuego.
- Conflicto psicológico: Cuando el personaje se enfrenta a sus propias convicciones o emociones con fin de catalizar el cambio. Crimen y castigo.
- Conflicto religioso: Cuando el protagonista se enfrenta a las ambiciones de una facción religiosa. El nombre de la rosa, que por cierto también tiene un conflicto de investigación.
Todos ellos, además, pueden resaltar elementos afines relacionados con la psicología del personaje, y su evolución. Lo que nos lleva a destacar un punto importante a la hora de categorizar el conflicto literario, que puede dividirse además entre interno y externo. Se dice que hay dos escuelas en la narrativa occidental, la europea, que se centra mayormente en el conflicto interno, y la americana, cuya fuente del conflicto suele ser externo. Veámoslos con lupa.
Conflicto interno
El conflicto interno subyace dentro del personaje. Se resaltan así sus miedos, sus debilidades, sus ambiciones, sus esquemas cognitivos… en definitiva, se pone a prueba a sí mismo y sobre todo a su psicología, sus propias convicciones.
Una buena obra de ficción debería contar con las disertaciones del personaje protagonista. Si el conflicto interno no aparece en ella, el personaje no conectará con la audiencia; parecerá muerto por dentro. Es cierto que esta es una norma que se puede romper, pero para ello necesitarás ser un virtuoso de la pluma.
Normalmente, quien se enfrenta a un conflicto tendrá impactos emocionales importantes, y durante el transcurso aprenderá cosas, desechará algunas, y transformará su manera de ver el mundo. El monomito de Joseph Campbell, el viaje del héroe, es un análisis estructural de las etapas que debería recorrer el protagonista de una historia, te recomiendo que le eches un vistazo. De hecho, es necesario que el personaje se plantee su propia psicología, pues es lo que hará que la trama sufra cambios bruscos y puntos de giro a raíz de su renovada visión del mundo. Porque este cambio será el combustible para que el personaje ponga a prueba su evolución, y por tanto modifique el trasncurso de los acontecimientos.
Conflicto Externo
Cuando la imposición aparece desde fuera de los pensamientos y las emociones del personaje estamos hablando del conflicto narrativo externo. Es decir, otras fuerzas y tensiones que pujan por el movimiento de la historia, provocando a menudo enfrentamientos. Los personajes envueltos en esta disrupción de sus vidas ordinarias deberán hacerles frente, y se pondrán en movimiento.
El conflicto externo tiene su origen en muchos nodos: puede provenir de la propia comunidad a la que pertenece el personaje, de un estrago físico (como un accidente), psicológico (como la muerte de un ser querido), de la misma sociedad, del entorno político, de un mal incomprensible, o incluso de un ataque violento.
Sea como fuere, es extraño encontrar un conflicto interno que no esté ligado a otro conflicto externo, y viceversa, lo que nos lleva al siguiente punto: mézclalos para sostener la coherencia interna de la obra.
Mezcla cada Conflicto Literario
Efectivamente, a la hora de engrasar bien el mecanismo de tu historia, sería aconsejable que desnudaras en ella tanto conflictos internos como externos. Volvemos a lo mismo: si tienes la pluma más extraordinaria del mundo podrás saltarte estos preceptos de la literatura y todos los que quieras. Pero si deseas que tu historia funcione, si quieres hacerla creíble, sería recomendable que dedicaras un espacio en tu exposición para resaltar cómo el entorno impacta en el personaje, o cómo las decisiones de éste avivan o atenúan el conflicto del exterior.
Equilibrio del Conflicto Literario
No te olvides que el conflicto debe ser administrado en tus páginas con las dosis adecuadas. Si haces demasiados volcados de exposición mostrando los pensamientos del personaje, extenuarás al lector con tanta disertación. De igual manera, no es prudente relatar las reacciones del personaje ante el conflicto externo de forma aséptica, según la fórmula causa-efecto. No es un robot: dale vida a su rostro, a sus palabras, a lo que piensa después de haber sufrido los impactos del mundo.
Y para ello no olvides una regla muy importante: muestra, no cuentes. Pero de esta regla hablaremos otro día.
El conflicto de nuestra fauna ibérica
Estoy preparando una noveleta. Se trata de una historia muy cercana a nuestra realidad política y social. Está escrita en clave de humor y se llama ¡Por mis cojones! Creo que en el título ya se empiezan a ver visos de conflicto literario, ¿no crees?
¡Una breve sinopsis te plantea el conflicto!:
Un hombre del franquismo tardío despierta en democracia tras un coma de décadas, enfrentándose a todo tipo de grupos sociales y políticos.
Efectivamente, el protagonista no es que sea muy flexible a la hora de razonar con otras personas, y para ello me voy a valer de herramientas relacionadas con mi profesión de psicólogo. Sé cómo funciona la mente de aquellos con personalidad autoritaria, por lo que voy a situar a un tipo así en un entorno de libertinaje, a ver qué trapos sucios sacamos de todos los rincones ideológicos.
Sí, voy a cachondearme de algunas cosas, por lo que espero que, si tú también quieres desquitarte un poco de esta triste realidad, le eches un ojo a mi novela cuando salga. No hay fecha aún, pero ya va siendo hora de ir poniéndola en el calendario.
Cuéntame qué piensas de todo esto. ¿Te molaría que mi bilis destilase tinta en el género del humor? ¿Qué temas te gustaría que criticase?