Taller de escritura creativa (I)

Estoy llevando a cabo un taller de escritura creativa en la Casa de la Juventud de La Línea de la Concepción, y me gustaría compartirlo contigo. Por tanto, te traigo un resumen de la primera sesión, de la cual seguro que sacarás algunas ideas si te gusta eso de escribir. En efecto, te invito a participar en el taller, a tu ritmo, escribiéndome cuando te apetezca.

Con respecto a la buena gente que ha acudido presencialmente, demuestran no sólo que maneja conceptos elementales de la narración, sino que también vienen con ganas de aprender y compartir sus experiencias, lo que está resultado en un interesante coloquio donde el mundo de la ficción se manifiesta en un pequeño espacio de imaginación compartida.

A lo largo de este taller vamos a ver muchos términos relacionados con la novela y la escritura: la trama, el argumento, la escaleta, la estructura, la extensión… Nosotros vamos a empezar por el principio: extensión de una novela.

Definición de la novela: la extensión

La extensión (o la forma, según los profesores de Gotham Writer de Nueva York) es, básicamente, la dimensión o volumen que va a ocupar nuestra novela, y es importante para plantarnos ante el folio en blanco. No es necesario tenerla clara desde el primer momento, dado que un escritor puede empezar una novela con ideas de hacer un cuento, pero acabar haciendo El conde de Montecristo. Pero sí que es necesario conocer que existen varias formas de novela, porque eso nos va a ayudar a establecer parámetros narrativos, con distinto fondo, ritmo, atmósfera y estructura.

La forma de la novela, es decir, su extensión, no se mide normalmente en folios, como la mayoría de la gente cree. Es verdad que existen editoriales multinacionales que sí lo hacen, pero normalmente, el 90% hace su medición en número de palabras. No existe un consenso de medición, pero sí ideas aproximadas. Una novela al uso, es decir, unas 250 páginas de una edición de maquetación normalizada, suele estar entre las 60 mil y 80 mil palabras. Esto puede medirse con cualquier procesador de texto (a no ser que seas una persona demasiado clásica y quieras escribir a mano, claro; aunque ya puestos, puedes usar un coche de caballos en vez de uno de motor para viajar). En cuanto a la novela corta, suele moverse en una horquilla que comprende desde las 20 mil a las 60 mil palabras.

Existe también la forma del cuento, entre las 10 mil y 20 mil palabras; y dentro de este rango existe una subcategoría llamada novelette o noveleta, que es una novela corta con ciertas características singulares: suelen centrarse en el arco evolutivo de un único personaje, tocando temas psicológicos, y no elabora subtramas complicadas. Estas últimas dos formas tampoco suelen tener capítulos, pues los capítulos se hacen para compartimentar la historia; tiene su propia estructura y ofrecen al lector descansos mentales. No obstante, esto no debe tomarse al pie de la letra; existen cuentos, como El principito, que tienen capítulos cortísimos, usados para establecer ideas concretas.

Por último, tenemos el relato, que suele albergan unas 5 mil, quizá 10 mil palabras, y el microcuento o microrrelato, que abarcan apenas uno o dos párrafos. Muy difíciles de ejecutar, por cierto, porque requieren síntesis y concentración de conceptos narrativos.

En resumidas cuentas, te dejo un cuadro resumen de la naturaleza de la novela con respecto a su extensión. Insisto, es aproximado; no hay conceso claro y varía según cada escuela de escritura:

TipologíaNúmero de palabras
MicrorrelatoUno o dos párrafos.
RelatoRelativo a unas pocas de miles de palabras (unas 10.000 máximo).
Cuento/noveletaEntre 10.000 a 20.000 palabras (quizá algo más).
Novela cortaHasta las 60.000 palabras.
Novela al usoEntre las 60.000 a 80.000 palabras.
Novelas de gran extensiónMás de 80.000 o 100.000 palabras.

Pulsión: Ideas

Una buena forma de responder a la pregunta de la forma o extensión que vamos a elegir, es acudir a la siguiente pregunta: ¿qué quieres contar?; ¿qué quieres transmitir?

¿Te has preguntado esto alguna vez? ¿O te lías a escribir por escribir? Lo segundo también está bien, porque la pregunta dramática de tu obra puede surgir más adelante, ¿quién sabe? No obstante, si empiezas con un punto de partida, quizá te venga bien planificar. Porque si tienes una idea primigenia, si tienes claro qué quieres contar, podremos localizar el material exacto que necesitamos de nuestra mochila, los ingredientes en su justa medida.

En efecto, todos tenemos una mochila de vida y experiencias a nuestra espalda, y vamos a echarle mano. Porque de ella vamos a sacar los materiales necesarios para ponernos a escribir, y ordenar muchas herramientas, muchas cosas. Y tres, se aseguro, son primordiales:

  1. Escritura
  2. Lectura.
  3. Vivencias.

Grábate esto a fuego, porque son los elementos necesarios con los que se forja en el taller de las palabras. Hoy vamos a por la primera: escribir, escribir y, cuando hayas acabado, sigue escribiendo…

Bagaje: La profesión de escritor

¿Por qué hay que escribir mucho? Básico: hay que currar, escribir con asiduidad como el zapatero que no pierde la práctica remendando zapatos. Pues esto es lo mismo: todos podemos hacer un zapato poniendo un cartón y amarrándole varias cuerdas; pero trabajarlo con oficio es otra cosa.

En este sentido, yo conozco a muchos escritores que tienen talento pero son unos vagos de cojones; por otro lado, conozco a peña que le cuesta muchísimo escribir, pero tienen una motivación increíble y tira para adelante con una pulsión tremenda.

¿Qué crees que es mejor? ¿Tener talento y ser un flojo? o, por el contrario, ¿ser un profano y currárselo?

Te aseguro que lo segundo es lo que triunfa, porque, quizá el que se lo curra no edifique la casa más bonita, pero seguro que es sólida y habitable; mientras que la casa del haragán con mucho talento y mucha pluma se ve preciosa por fuera (un estilo acojonante, sí), pero luego se le ven las costuras y decepciona cuando las gotas se le filtran por el techo.

¿Cómo currar?: el poder del Hábito

No importa que no te salga nada, hazlo, aunque sea una puta mierda. Ray Bradbury decía que escribieras un cuento todos los días, al mes tendrías 30 cuentos, por estadística uno será bueno. Una forma de decir que practiques. Te recomiendo Zen en el arte de escribir. Y para ello necesitarás…

Planificación

Escribir es necesario para conformar el oficio. No voy a decirte que escribas todos los días, aunque es recomendable. Si no tienes tiempo, puedes hacerlo aunque sea por cinco minutos (no me jodas, ¿eh?, todos podemos sacar ese tiempo al día), y preferiblemente a la misma hora. El hábito hace que tu cerebro se acostumbre (como ocurriría con cualquier actividad), y eso implica que las musas sabrán cuándo encontrarte.

La hora y el lugar correctos

Yo escribía La historia triste de un hombre justo por la noche, porque tenía otro trabajo, y me venía muy bien hacerlo durante el conticinio, momento en el que no hay ruidos: durante estos momentos de silencio ordenaba mis pensamientos y plasmaba las ideas emocionales que necesitaba expresar. Con respecto al rol, siempre lo hago por las mañanas, más fresco y con café: un manual requiere de energía y cálculos estadísticos.

También el sitio es importante. La oscuridad para escribir temas profundos, y en mi despacho. Casi en un ambiente de intimdad. Pero con mucha luz y ruidos a mi alrededor, y con manuales de rol a mano para consultar durante mi escritura de juegos de rol. Energía pura. Como ves, cada producto requiere un tratamiento artesanal distinto.

El escritor siempre trabaja

También tengo que decirte algo. Aunque tengas un horario, si eres verdaderamente alguien que quiere dedicarse a la escritura, tengo algo bueno que decirte: siempre estarás trabajando.

Existen dos tipos de horarios: uno blando y otro duro.

El horario duro, según Alexander Steele, son las horas que te sientas delante del papel. El blando es lo que haces mientras vives. Estás por la calle, meditando sobre el trabajo. Esto es una cura para la página en blanco. Hablaremos de este síndrome otro día; como psicólogo tengo técnicas para cargármelo, en serio.

En otras palabras, que siempre hay material inspirativo a tu alrededor. Sólo observa y encontrarás millones de historias dignas de contar y llevar al límite a la hora de escribir tus historias. Pero de cómo sacar jugo a la vida, hablaremos otro día. Por ahora, vamos a ponernos a escribir, ¿te parece?

Ejercicio: Construir un planteamiento

Existen parámetros o algoritmos que suelen funcionar. En mi taller he planteado los siguientes puntos a la hora de plantear el principio de un relato, que es lo que los participantes van a traer a la segunda sesión:

  1. Haz una promesa: plantea la idea como pacto con el lector, para que éste sepa qué se puede encontrar a lo largo de la historia. No hace falta que destripes nada, pero si la historia va de un tipo que quiere venganza, una buena forma de comenzar sería planteándole al lector que el protagonista tiene la mente atormentada; quizá, pueda empezar torturando a alguien para sacarle información.
  2. Saca lo extraordinario: es bueno, para que la persona siga leyendo y no abandone en el primer párrafo, que se presente lo extraordinario (la acción performativa de la narración) en el mundo ordinario (lo cotidiano en una vida normal). Esto tiene que ver con el giro narrativo. Quizá sea algo con acción, o sencillamente los pensamientos atribulados de alguien que guarda un secreto. Como estarás pensando, si haces bien el primer punto (la promesa) verás que este punto se va a generar solo.
  3. Entra tarde: colocar al lector en la escena cuando ésta ya ha empezado se traduce en introducirlo en medio de la TENSIÓN NARRATIVA. Estar de primeras en este pico emocional hace que por pura inercia siga leyendo eso tan interesante que le estás exponiendo.

Ejemplo

Te pondré el ejemplo de la novela que pienso publicar, ¡Por mis cojones!

La idea que planteo es que un señor del franquismo, facha como él solo, cae en coma y se despierta en plena democracia. Es decir, es una semilla narrativa que cumple con una promesa (te voy a plantear una crítica social), he colocado al personaje en el mundo extraordinario (fuera de su cotidianeidad), y además la acción comienza cuando el tipo se despierta encabronado.

¿Te gustaría participar en este taller online? Anímate a escribirme aquí o en mi web. Plantéame tus ideas, vamos a trabajarlas. Vamos a ir trabajando; mándame tus planteamientos y los leeré con gusto.

Un abrazo.

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