En el día 25 de octubre del año de Nuestro Señor Reverberado de 1632, Dragos Corneli de Tierrafértil, que se encuentra en la corte extranjera sirviendo al delfín de Galvaré, recibe una carta inesperada proveniente de Ísbar, el país que le repudió. Se trata de un sobre con el sello imperial lacrado en la solapa; la carta viene del mismísimo Palacio Imperial.
El exiliado rompe el lacre y saca la cédula con indecisión. Sus ojos reciben el impacto del idioma íbaro al desplegar el folio amarillento, una lengua que no ha leído o escuchado durante los once largos años que ha durado su ostracismo.
A continuación, se expone el contenido de la carta que desencadenó La historia triste de un hombre justo el 5 de noviembre de 2021 en nuestro mundo, y el 5 de noviembre del año de Nuestro Señor Reverberado de 1632, en el de Corneli.
Muy señor mío, don Dragos Corneli,
Tiempo ha que los hijos de Isbar no se deleitan con la presencia de vuesa merced en nuestro Grandioso Imperio. Habrá de saber que no sentimos recelo alguno por su marcha, pues creemos que la ejerció con legitimidad moral y dichosa prebenda para su futuro. No obstante, nos hallamos faltos de su carácter y sus habilidades, pues un mal amenaza la grandeza de nuestro Augusto Imperio, y hace temblar los cimientos del país.
La ciudad de Ísbar está huérfana de hombres de bravo talante y no menos ingenio en las artes arcanas. Por este motivo, el nombre del virtuoso Dragos Corneli ha sido pronunciado como candidato potencial para resarcir estas contingencias que venimos sufriendo desde hace unos días. La decisión fue tomada por el Colegio de Príncipes Electores de Ísbar, que accedió al indulto durante una dieta en el distrito de Tierrafértil.
Hace 11 años se le retiró el título de hidalguía por malentendidos con el Santo Oficio, mas no tendremos reparo alguno en permitirle la entrada en el país nuevamente, si así le place a vuesa merced; porque su ostracismo ha sido revocado, y su título se le devolverá de facto para que pueda acceder a la ciudad-Estado con el mayor de todos los honores que un íbaro pueda ostentar: entrar al servicio de la Corona.
Necesitamos su ayuda y su presencia cuanto antes, y a expensas de cualquier desavenencia en la etiqueta o el protocolo. Por ello, es más importante el apremio que la presencia; y menos la rencilla de inicuos pecados que el arraigo por vuestra amada cultura y vuestro país, que os reclaman en estos tiempos infaustos.
A la postre, y siendo consciente de que vuestra merced sí pueda sentirse temeroso de represalias al volver, dispongo mi honor, ante los testigos abajo firmantes, aseverando que se le tratará como a un ciudadano más de Ísbar, libre de apremios y pecados. Digo más, y como resolución de mis palabras, gozará de su antigua condición jurídica tras cruzar las Puertas de Irene.
Si decide aceptar nuestra invitación se le concederá los siguientes emolumentos, además del título de hidalguía:
- 350.000 maravedíes de vellón.
- La escritura de su antigua hacienda.
- Libertad para entrar en el Palacio Imperial.
- Salvoconducto para volver a cruzar las Puertas de Irene, una vez acabéis el trabajo.
Gustaríamos de recibir a vuesa merced de inmediato, empero, si tanto declina la oferta como si la acepta, rogamos nos envíe una misiva. Es imprescindible concordar una vista con un funcionario del palacio, que vendrá a recoger a vuesa merced ante las mismas Puertas de Irene con los portes debidos a un gentilhombre de su talla.
Sea la gracia de Su Majestad Imperial con vuestra salud.
Gresnan Cot,
Valido de Su Majestad Imperial,
Patriarca Supremo de Ísbar.
Testigos,
Fatua Prímula de Altatorre y Nácar, vigésimo primera duquesa de Sidoña.
Acaleo Zangrino, octavo conde de Muronorte.
Martiso Dascar, decimocuarto barón de Coteli.
Corintio Sato, oidor de la Chancillería de Monteperegrinos.
Lucario Dascar, maestro mayor de esgrima del imperio.
Disposición adicional.
Este documento acredita a don Dragos Corneli a circular libremente por Ísbar, siendo protegido de su excelencia Gresnan Cot.
Aquí termina la carta recibida por el hijodalgo Corneli. Con el respeto que merece nuestro gentilhombre, haré honrosa analogía de esta carta para invitar también a vuesa merced a venir a Ísbar, con fin de que se sumerja en La historia triste de un hombre justo. Pues la novela vio la luz el 5 de noviembre, el mismo día en que se esperaba la llegada de don Dragos Corneli al distrito de Puertas de Irene; distrito que en nuestro mundo es llamado Cataluña, según se cuenta, y que fue el lugar donde vio la luz el libro.
Ángel G. Olmedo.
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Ángel G. Olmedo.
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