El personaje y su Deseo (Taller de Escritura Creativa II)

Al finalizar el último taller, donde explicamos los postulados básicos de la narración, los alumnos me hicieron una petición: para el próximo día querían que hablásemos del personaje.

Hablar del personaje a niveles teóricos supone todo un reto, un reto al que sabía que debía de enfrentarme tarde o temprano (aunque confieso que no tan temprano). He revisado mucha literatura para llegar a estas conclusiones, pero considero que cada autor, aun tocando puntos en común con otros, tiene en su taller de palabras particular las herramientas artísticas personales con las que se siente cómodo para trabajar. Vamos, que con esto del personaje cada maestrillo tiene su librillo.

Esto es un arte y, por tanto, si bien vamos creando nuestro libro en función de las bases de la narrativa, es imposible que no surja una concepción artística propia, una forma de estilismo que cincele la forma en la que generamos nuestra obra.

Por tanto, el personaje para mí tiene cuatro rasgos identificables.

Los cuatro rasgos para crear un personaje

Muchos dicen que el personaje se sustenta sobre tres pilares, mientras que otros definen un solo ingrediente para que funcione bien. Aunque es cierto que la mayoría coincide en que hay rasgos defectibles o inherentes, yo también tengo mi propia visión, y con ella he construido mis personajes sintiéndome muy satisfecho con el resultado.

Para mí, en concreto, el personaje debe funcionar a través de cuatro rasgos que bareman su perfil: su deseo, su orgánica, su dimensión y su utilidad en la historia.

Hoy vamos a ver uno de ellos: su deseo.

El deseo: la pulsión

Para mí, lo inherente a un personaje es su deseo. El deseo es la pulsión, el latido del personaje, lo que lo mueve. Es la fuerza que lo empuja y, por lo tanto, lo que lo pone en acción. Tatúate esto en tu sustancia gris: un personaje sin movimiento no es necesario para la historia. Para que haya movimiento, por otro lado, se necesita cumplir con dos reglas. Veámoslas.

Primera regla: el deseo debe ser fuente de conflicto

Y con movimiento no me refiero a que se ponga a bailar salsa o sea necesariamente un manojo de nervios; incluso un personaje impedido por un coma de años puede tener movimiento si existe un conflicto que lo envuelve. Porque de eso se trata, en definitivas cuentas, de que su deseo se imbrique con el conflicto de la historia.

Hagamos un sucinto resumen: ya vimos en el taller anterior que lo que mueve la trama es el conflicto, ¿verdad? Y que un protagonista es fácilmente reconocible porque es el que se enfrenta al conflicto de forma más intensa. Esto es puro movimiento, claro. Por tanto, cuanto más conectado esté el deseo del personaje con la trama de la historia, más se está enfrentando con el conflicto y más movimiento hay en él. ¿Me sigues?

Segunda Regla: El deseo debe ser intenso

Otra cosa más. Segunda regla que debes grabar a fuego sobre el deseo del personaje: no es más importante la naturaleza del deseo que la intensidad con la que desea. Imagina dos personajes: uno desea el concepto de libertad y el otro tener un simple bolígrafo. Aparentemente las ambiciones del primero son mejores. Pero ¿y si te digo que el que desea ser libre es un adolescente inmaduro que no da un palo al agua y sólo tiene pensamientos naifs mientras juega a videojuegos, y está siempre cabreado con sus viejos porque no le dejan salir? ¿Y si quien desea el bolígrafo es un psicópata que está bajo las medidas más férreas de un penal de alta seguridad, y el bolígrafo se encuentra al alcance de su mano, en el bolsillo de la camisa de un alcaide distraído? ¿Te imaginas lo que podría hacer con ese objeto puntiagudo? Supongo que este último personaje te interesa más, ¿no? Lo dicho, movimiento. Recuerda: hasta un sencillo anillo de oro, en apariencia insignificante, puede ser la fuente de deseo más poderosa de la Tierra Media.

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El deseo de Dragos Corneli

En La historia triste de un hombre justo reconocemos como protagonista a Dragos Corneli, pero no por ser el narrador de la historia sino porque sus deseos, aunque en principio ocultos y teñidos de misterio en la historia, están insuflados de una pulsión poderosa que mueve al personaje incluso hacia lugares peligrosos o perjudiciales para él.

Te animo a que le eches un vistazo al primer capítulo, que es gratuito, donde observarás de primera hora cómo se va generando la tensión a través de su deseo. Aquí verás un atisbo del conflicto y sentirás los latidos del personaje a través de la motivación que lo pone en acción.

Por cierto, escríbeme y dime qué te parece todo esto del deseo del personaje. ¿Crees que es el rasgo más poderoso? Coméntame qué otras dimensiones pueden perfilarlo.

Descargar el primer capítulo en audio;

…en pdf;

…o en epub.

Ejercicio: Diseña un personaje

Siguiendo lo expuesto, empieza perfilando a tu personaje dotándolo de movimiento. ¿Cómo? Efectivamente, generándole un deseo. El deseo puede ser abstracto (desear el amor o ambicionar poder) o querer algo tangible (como un anillo de oro con poder). Sin embargo, recuerda estas dos reglas sobre el deseo de tu personaje:

  • El deseo debe tener fuerza. No importa el objeto de deseo, sino la intensidad con que se desea.
  • El deseo debe confrontar con la trama. El deseo entrará en conflicto con la historia: hace que el lector piense lo interesante que resulta tu aventura y lo que hará que se haga preguntas sobre si el personaje conseguirá alcanzar su deseo o no.

Coméntame aquí abajo qué se te ha ocurrido; y recuerda que no hay ideas malas ni buenas, sino semillas que crecen. Te leo con interés.

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